"You're going to need a bigger boat."

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domingo, 15 de abril de 2012

Películas recién vistas: SHAME

Dejemos aparte alguna que otra diatriba moralista que circula por ahí (y a la que no voy a molestarme en remitirte), y hablemos de la historia que nos cuenta Shame (que puede traducirse como "vergüenza", pero también como "lástima"), dirigida por Steve McQueen: la de Brandon (Michael Fassbender), neoyorquino solitario y elegante, que padece una adicción al sexo de carácter bastante destructivo. Su rutina de atonía y sexo se verá trastocada por la reentrada en su vida de Sissy (Carey Mulligan), su hermana, cuyas tendencias van más hacia lo autodestructivo…

El film ilustra el tema de la adicción con acierto: pese a la casi continua actividad sexual, Brandon nunca parece satisfecho, ni siquiera en plena faena. Nunca obtiene verdadero placer de lo que hace (ni siquiera alcanza el orgasmo en ningún momento). Siempre necesita más. Debido a la naturaleza de la adicción del protagonista, el film es muy explícito, incluso crudo en muchas escenas; y a la vez aparece en muchos momentos frío, distante, casi gélido, en un ambiente urbano que subraya el aislamiento de su protagonista.

Shame no emite ningún juicio moral sobre Brandon. ¿Es el desierto desolado, carente de ninguna conexión emotiva, en el que se arrastra día tras día la única alternativa a una vida "convencional", de la cual Brandon abomina? ¿Por qué es incapaz Brandon de conectar con nadie? ¿La pelirroja del metro simboliza algo? Obviamente, ninguna de estas preguntas (ni muchas otras) tiene su respuesta en Shame. Eso es intencionado, claro. Quizá en algunos momentos un poco más de explicación no le vendría mal al film, un descenso a los infiernos tan efectivo como, por ejemplo, Requiem por un Sueño (aunque bastante menos estomagante y gratuito).

Aunque en algunas escenas peca de algún exceso esteticista, el trabajo de McQueen es excelente. Y pese a que Shame flaquea un tanto en todo lo que rodea al personaje de Sissy, una parte de la trama mucho más previsible que todo lo que la rodea, el film se beneficia de la impresionante actuación de Michael Fassbender, en un papel complicado y fácil de sobreactuar que sin embargo el actor lleva con pulso firme.

En resumen: Shame es una de esas películas que hacen pensar, aunque no te acaben de convencer o no termines de entenderlas del todo; una de esas a las que le das vueltas una vez vista. Desde luego, la segunda película de Steve McQueen dista mucho de ser un film convencional, ni apto para todo tipo de paladares. Merece la pena darle una oportunidad... pero no esperes respuestas, ni una historia convencional.

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