Usando un estilizado lenguaje visual, Wes Anderson presenta un relato de inadaptados (la práctica totalidad de los personajes, de un modo u otro) y lo convierte en una peculiar comedia a ratos absurda, a ratos alocada y a ratos fantástica; en ocasiones, las tres cosas a la vez. El brillante diseño de producción traslada al espectador al mundo de los protagonistas, y la historia tiene gracia y encanto. El surrealismo, el realismo mágico, la fábula y el cuento de hadas se dan la mano con un asombroso diseño de producción y una cuidadísima banda sonora.
El guión, escrito por Anderson y Roman Coppola, saca partido a la historia de los dos fugitivos y pese a alguna que otra caída de ritmo, Moonrise Kingdom, que a ratos parece una improbable mezcla de Malas Tierras con Amelie, se ve con agrado. El trabajo de su reparto también ayuda: tanto las estrellas (Willis, Murray, Norton, McDormand, además de una divertida Tilda Swinton, Bob Balaban como impretérrito narrador, y Harvey Keitel como invitado especial) como los niños protagonistas interpretan sus papeles con aplomo y seriedad, lo cual naturalmente contribuye a la comicidad del film.
En resumen: recomendable.
Más, en su página web.
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