"You're going to need a bigger boat."

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jueves, 21 de noviembre de 2013

Lecturas recientes: BEOWULF, de Santiago García y David Rubín


La verdad es que mi conocimiento de la leyenda de Beowulf, como de tantas otras cosas, es bastante escaso. No he leído otros cómics, o visto ninguna de las películas que adaptan la historia. Pero no hace falta ningún saber previo para zambullirse de cabeza en el torbellino de aventuras que han preparado Santiago García y David Rubín en su vibrante versión del clásico poema épico.

La impresión que deja Beowulf es enormemente satisfactoria. La historia sigue fielmente el argumento del poema épico, y García y Rubín elaboran un relato de aventuras y fantasía que demuestra que los clásicos siempre tienen vigencia. Los clásicos están ahí, esperando que alguien les hinque el diente y les saque jugo.

Y García y Rubín le sacan jugo a Beowulf, vaya que sí. Combinando la fidelidad al relato con la modernidad rabiosa del aspecto del tebeo, Rubín y García toman un camino diferente a los transitados respectivamente en El héroe y en El vecino, y ambos disfrutan y hacen disfrutar con su trabajo. Es posible convertir un tebeo de fantasía en algo diferente, alejado de topicazos bárbaros, de argumentos sosos y repetitivos, de estilos gráficos academiscistas y anodinos, y Beowulf es la prueba de ello.

Como narrador gráfico, Rubín está sobrado de recursos que sorprenden a cada paso y huyen continuamente de la fácil monotonía de la modularidad y de lo trillado. El acabado gráfico de las páginas y los diseños de los personajes, en especial los espectaculares aspectos de los terribles monstruos a los que se enfrenta Beowulf, dejan con la boca abierta. Eso, por no hablar del color, resuelto de manera tan efectiva como en El héroe, pero con un aspecto completamente diferente, con texturas más sucias y rasposas.

El formato grande y el papel escogido para la edición refuerzan el impacto del volcánico grafismo de Rubín, que resuelve las páginas con asombrosa fluidez y narrativa siempre clara, y nos regala, por ejemplo, esas increíbles dobles páginas en absoluto gratuitas. El uso de la acción fuera de plano, el montaje de escenas paralelas, de las onomatopeyas… podría seguir todo el día. Es importante recordar que Rubín no hace bocetos previos, sino que se lanza a la piscina en cada página, con lo cual, el modo en que las resuelve resulta simplemente pasmoso.

En resumen: un tebeazo para disfrutar a lo grande. Yo ya tengo el mío, ¿a qué esperas?

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