"You're going to need a bigger boat."

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miércoles, 9 de noviembre de 2016

Películas recién vistas: YO, DANIEL BLAKE


La nueva película de Ken Loach no sorprenderá ni a sus detractores ni a sus admiradores. Fiel a su esencia, el director vuelve a contarnos una historia a pie de calle, de gente sencilla enfrentada a un mundo que les olvida o, peor, les margina. Habrá quien diga que es un panfleto, que es maniquea, que bla bla bla… Ni caso. Quien diga eso, como dirían en El Padrino, es el traidor. Ken Loach tiene razón. Así es el mundo, en Gran Bretaña… y en todas partes.

Daniel Blake es un tipo normal, un trabajador de mediana edad que se ve atrapado en un laberinto burocrático. Muchos de los funcionarios a quienes se enfrenta actúan siempre dentro de los límites marcados por el sistema: el mejor ejemplo es la amenazante supervisora que reprende de inmediato a la trabajadora que se sale un poco del guión y orienta un poco a Blake… Y al mismo tiempo, muchas personas ayudan a Blake de manera altruista,  como hace el propio Blake con la familia compuesta por Katie y sus dos chavales. Esa es la diferencia: las personas.

Loach pone el acento en un aspecto de importancia clave, en el que no se suele poner el acento: el papel de las personas dentro del sistema. De quienes sufren el sistema, y de quienes mantienen el sistema como está. Personas que se comportan como robots idiotas y no empatizan para nada con la situación de quienes están a su alrededor. No toman iniciativas, no resuelven problemas. Su trabajo, como el de sus jefes, es mantener el sistema, no solucionar problemas: ser un muro para los ciudadanos, una barrera infranqueable de papeles, líneas de atención telefónica, falta de empatía, mala cara y suficiencia. Lo mejor que se les puede desear, como a toda la escoria del mismo pelaje, es que prueben algún día su propia medicina.

En Yo, Daniel Blake, Loach, secundado como siempre por el guionista Paul Laverty, acierta en todo: en la emoción verdadera que transmite, en el diagnóstico de la sociedad británica del siglo XXI y la manera en que toda una parte de la sociedad deja tirada a otra, por omisión y por acción. Vamos, el siglo XXI, en una palabra.

En resumen: NECESARIA.

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